Dirección: Plaza Azoguejo, 1, Segovia
Durante tu visita a Segovia, no puedes dejar pasar la oportunidad de contemplar una de las mayores joyas de la ingeniería romana en España: el Acueducto de Segovia. Construido a principios del siglo II d.C., este monumento ha sobrevivido casi intacto a lo largo de los siglos, sirviendo hasta 1973 para llevar agua a la ciudad. El tramo más icónico del acueducto es su impresionante arquería, que cruza la Plaza del Azoguejo con 167 arcos que alcanzan los 28 metros de altura. La majestuosidad de esta estructura, realizada sin ningún tipo de argamasa, te dejará sin palabras.
El acueducto no solo es un testimonio del ingenio técnico de la época romana, sino también un símbolo de la ciudad de Segovia. Su recorrido, que comienza a más de 17 kilómetros de la ciudad en el manantial de la Fuenfría, fue diseñado para aprovechar al máximo la pendiente natural del terreno, llevando el agua hasta el Alcázar y otras zonas de la ciudad. En cada arco y sillar, es posible ver la perfección con la que fue levantado, adaptándose al relieve de Segovia y formando una de las imágenes más emblemáticas del patrimonio español. Su conservación a lo largo de los siglos ha sido admirable, gracias a diversas restauraciones que han respetado su diseño original.
Además de su historia, el acueducto está rodeado de leyendas. La más popular cuenta que fue el diablo quien lo construyó en una noche para una niña que, cansada de subir y bajar la montaña con un cántaro, pidió su ayuda. A cambio, debía entregar su alma si la obra estaba completa antes de que cantara el gallo. Justo cuando al diablo le quedaba una sola piedra para terminar, el gallo cantó, salvando a la niña y quedando el monumento incompleto. Hoy en día, este lugar es un sitio imprescindible para quienes visitan Segovia, donde podrás admirar tanto su imponente arquitectura como la mística que lo rodea.